En la escuela de Olaia tienen la bonita tradición de dedicar una semana a cada niño. Al final de la semana se invitan a los padres y otros familiares cercanos a venir y hablar sobre el/la estudiante de la semana. A menudo, lo que se solicita es una "cartita de amor." A menudo se habla del "amor" pero en el sobreuso se pierde el significado y se convierte en algo que repetimos sin pensar. Por ello, en vez de decir cuanto la quiero, comparto con sus colegas historias sobre Olaia que captan mi admiración y amor por ella.
Esta es mi carta a Olaia en honor de ser “la
carita alegre de la semana,"
Mi querida Olaia,
Hace algún tiempo venimos
hablando de la importancia de ser valiente. No es suficiente con ser
buena hay que ser buena y valiente, pues el mundo necesita más
voces que salgan a la defensa de los pobres, más personas que
se atrevan a soñar un mundo mejor y trabajar por hacerlo
realidad. En aquel momento, hablabamos de este tema porque te
excusaste conmigo para no hacer algo diciendo que eras tímida.
Pero recientemente repasando todas nuestras fotos me he recordado de
tantos momentos en los que es evidente que eres una chica valiente
con un corazón muy grande y fuerte.
En especial me acuerdo del viaje que
hicimos juntas a Suiza y Alemania. En Suiza conociste al señor
que me sirvió de papá por un año cuando me fui de intercambio escolar. Recientemente, este señor sufrió un derrame y ahora casi no puede expresarse o
moverse. Cualquier niño de tu edad hubiera tenido miedo de
saludarle y compartir con él. Pero no tú, tú le
sonreías y hasta tuviste la gran idea de tomarnos una foto tu
y yo en la estación del tren para acordarle de nuestra visita.
Tu joven corazón mostró ser muy sabio y generoso y me
cuentan que al día de hoy el se alegra muchísimo de ver
nuestra foto.
En un tono más cómico, tu
valentía y entusiasmo me sorprendió a mí cuando
luego de ver una demostración de ciclismo acrobático
preguntaron ¿quién quiere tratar de aprender algunas
maromas en las bici? Y tú levantaste la mano con tanta alegría
y confianza que no fue hasta que te estabas cambiando de ropa que me
acordé que aún no habías aprendido a correr
bicicleta y ya te ofrecías para hacer maromas! Voy a tener que
velarte de cerca en el futuro pues veo que tu valentía y
sentido de aventura a veces se apunta para cada cosa!
Por último, mirando las fotos de
nuestro viaje me acordé de cómo sin conocer mucho
alemán con el poder de tu sonrísa y buen corazón
ayudaste a que la familia alemana y tu famiilia de Puerto Rico la
pasaran bien. Tu jugaste con niños alemanes y bailaste con
casi todo el mundo. No te importó la edad, cultura, o idioma preferido. Tu entendiste lo que todos deberíamos entender, que al compartir un casamiento todos venimos a ser "familia."
Olaia "tímida," no lo creo, sólo de
mil en ciento, y eso no está mal. Repasando nuestras aventuras
juntas estoy convencida que ere un ejemplo de una buena persona que
gracias a Dios tiene la valentía de compartir sus dones de
felicidad y cariño con los demás.
No puedo esperar a ver qué otros
cuentos y aventuras nos esperan, querida hija mía.